lunes, 24 de diciembre de 2012


"No se puede esperar que el hombre cambie tras unos pocos meses de revolución. La materia con la que trabaja el revolucionario es la que es, y el hombre se ha formado, desde niño, en la mentira, en el egoísmo, en el miedo, en el ansia de acumular bienes. Pero, incluso en el poco tiempo y espacio que ha ocupado la Revolución, yo he visto los fulgores del Hombre Nuevo, un hombre mejor. Siempre habrá desigualdades, sí, no se trata de igualar por abajo, pero yo le digo, le aseguro, que en una sociedad socialista, desaparece el afán de acumular, carece de sentido el ahorro y el hombre queda liberado del consumo. Es entonces, precisamente, cuando el hombre comienza a olvidarse de lo material (que tiene asegurado) y a preocuparse por lo espiritual".